Te invito al Jardín de Las Rosas

Ven, acompáñame a dar un paseo por el jardín de las rosas.

La anciana rosa dorada, levanta su rostro hacia el sol quizás por última vez.

Veo estas rosas y mi imaginación vuela hacia un jardín europeo,
con damas de largos verstidos, vaporosos peinados, tomando una taza de te.

Rosita escarlata, color de la pasión, olorosa y chiquita,
la tarde te enciende y te pone gloriosa.

Cuando la admiras, los amarillos pétalos de esta rosa se ruborizan.

Dicen las leyendas que una tarde la Naturaleza quiso hacer una flor rosada.
Distraída olvidó revolver bien la pintura blanca con la roja,
y así nació esta rosa.

Los capullitos son la promesa de algo hermoso
que se abrirá para nosotros.

Tal parece que las hadas han cuidado con esmero
a tan bello ejemplar.

Aunque ya han perdido algunos de sus pétalos,
estas rositas aún atraen a las abejas con el polen de sus pistilos.

Por muchas veces que la hayas visto,
una rosa blanca siempre despertará tu admiración.

La tarde comienza a languidecer y el sol juega pintando
de transparencias doradas los pétalos de la rosa,
junto a ella las intrigantes formas de las Cleomes se mecen
con la suave brisa, mientras la silueta de la
Cordillera de La Costa se destaca bajo las nubes y
el cielo aún azul.